24 de octubre de 2003
La
discoteca en casa
Con
mucho, muchísimo esfuerzo, mi compañero y yo cambiamos nuestro pequeño
apartamento a pie de una carretera muy transitada por otro piso más grande
en una zona tranquila, sin ruidos, sin coches..., hasta que llegaron ellos y se
les ocurrió la brillante idea de abrir una discoteca a escasos diez metros
de mi casa.
De esto hace casi un año, y todos los vecinos de esta pequeña calle tenemos que aguantar cada fin de semana a centenares de personas, decenas de coches, motos, cláxones, gritos y música a todo volumen a horas intempestivas de la madrugada, además de la suciedad que dejan en la calle.
Pero
llamas a la Guardia Urbana y ellos no pueden hacer nada porque, según
unos baremos estipulados por no sé quién, el ruido que entra en
mi cuarto no es suficiente para denunciar (aunque les puedo asegurar que es más
que suficiente para no poder dormir). O tampoco pueden hacer nada porque hay demasiada
afluencia de gente. La última respuesta que recibimos fue que para
qué les llamábamos si sabemos que no pueden hacer nada. Perdón,
no volverá a pasar. Será cuestión de que el próximo
fin de semana me ponga a escuchar música en la puerta de la casa del alcalde,
a ver si así les sigue pareciendo tan normal que las personas tengan que
aguantar estas cosas en la ciutat de les persones que dicen que es
Terrassa.
RAQUEL RAMÍREZ
Terrassa