16 de agosto de 2003

Lo peor: el ruido

Soy un canadiense de Quebec y finalizo una estancia de seis semanas en Barcelona que me ha permitido conocer un poco esta ciudad tan atractiva en su diversidad y su vitalidad. La hospitalidad de sus gentes y su oferta cultural variada me han hecho disfrutar enormemente. Pero le pongo un suspenso en los apartados de ruido y limpieza. Creo que sus autoridades deberían realizar grandes esfuerzos en estos aspectos.

En algunos de mis paseos por Montjuïc asistí al espectáculo de la Font Màgica, con y sin música, y me sorprendió desagradablemente el efecto de la música, que rebaja la calidad de la representación. La combinación de los juegos de agua, luz y color con el propio sonido acuático ya aporta la magia, y sobra la música banal que arruina la belleza del conjunto.

CHRISTOPHE GREENAWAY
Barcelona

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