4 d'agost de 2004
Ruidoso
helicóptero
Cada vez que el helicóptero de color azul
que, desde hace unos días pasea a turistas, sobrevuela por encima de mi
cabeza me entra una sensación terrible de que el Ayuntamiento de Barcelona
me toma el pelo. ¿No habíamos convenido en la necesidad de acabar
con el ruido? ¿Por qué el Ayuntamiento consiente que una empresa
privada haga negocio a base de molestar a muchos miles de ciudadanos?
Volar cinco minutos en ese helicóptero cuesta setenta euros. Y sólo unos pocos lo pueden hacer. ¿Es sostenible una atracción turística destinada a una minoría que molesta a la mayoría?
Nos
la han vendido diciendo que Nueva York la tiene y que Barcelona no podía
ser menos. ¡Nos dejamos engañar con cada cosa!
ROGER PERSIVA
GUILLEN
Barcelona