Consideraciones
sobre el ruido(*)
JBC
Barcelona
CONSIDERACIONES SOBRE EL RUIDO
Quisiera
exponerles mis consideraciones sobre el ruido en Barcelona.
Observo que casi
todas las miradas se orientan hacia dos orígenes: el del tráfico,
incluyendo sirenas de emergencia y la de actividades lúdicas o industriales.
Sin negar su importancia, hay otras causas que aunque de efectos más puntuales
o por su naturaleza móvil, estoy seguro que mortifican tanto o más
que las antes mencionadas, me refiero concretamente a tres causas.
La primera,
aunque parece englobada en el tema del tráfico, tiene carácter propio,
me refiero a las motos con exceso de ruido. A pesar de que el principal culpable
es el descerebrado que la conduce, mucho a contribuido la impunidad de la que
gozan desde siempre por la vergonzosa tolerancia y pasividad de la Guardia Urbana.
Estoy harta de ver como pasan por delante de ellos sin que hagan siquiera ademán
de cumplir con su obligación, incluso un par de veces que "in situ"
les he requerido que intervinieran ante un caso flagrante no me han hecho ni caso.
Las campañas de cara a la galería de control de dichos vehículos
son totalmente ineficaces pues queda claro que no existe voluntad alguna de atajar
el problema.
La segunda, la originan los desaprensivos incívicos que
imponen a cualquier hora los constantes ladridos de su perro a todos sus vecinos,
en este momento escribo estas líneas con el insistente ladrido del perro
del balcón del vecino, recluido todo el día en un pequeño
espacio, el pobre animal ladra y llora desesperadamente horas y horas para tortura
de todos, y eso que es su mascota querida, ¿no pueden entender los dueños
de perro que si quisiera disfrutar de ladridos tendría mi propio can?,
¿porque se empeñan en imponernos el del suyo? Y eso ocurre en casa,
pero también en el trabajo, en todas partes y en cualquier momento algún
perro ladra. Y si llamas a la Guardia Urbana, no tienen la mínima discreción,
ya que se preocupan más de quien ha llamado que de atajar el problema,
con lo que te enfrentan a tu vecino con el que tendrás que seguir conviviendo,
exponiéndote a sus represalias
El tercer problema, también
crónico es el de los repartidores de butano, que se auto adjudican en su
interés el derecho a agredir a todo el vecindario a veces a horas tempranas
incluso sábados y festivos con el insoportable picar en las bombonas con
un hierro, produciendo un estridente escándalo que te penetra por los oídos,
te perfora el cerebro y te descentra de cualquier actividad que estés realizando
incluso impidiéndote mantener una conversación. Y eso es todos los
días, algunos hasta dos y tres veces ya que en según que zonas pasan
diferentes camiones. Aunque he llamado muchas a la Guardia Urbana denunciándolo,
ignoro si vienen y hacen algo pues al día siguiente se repite el problema.
En dos ocasiones, al ver un agente municipal en ese momento por ese lugar, incluso
teniendo que hablarle a gritos para que me oyera ya que a nuestro lado impunemente
el butanero de turno seguía con su agresión, le he indicado el problema
pero me dicen que no pueden hacer nada, que de al!
guna manera han de anunciar
su presencia los pobres, parece ser que tienen autorización para lacerarnos
los tímpanos impunemente en su beneficio pues así venden más
bombonas. ¿No existe en pleno siglo XXI alguna forma más civilizada
y respetuosa de suministrar el butano?
¿Porqué la política
contra el ruido del Ayuntamiento de Barcelona, que no comprendo a que intereses
ocultos, aunque por lo visto más importantes que el derecho a la salud
de todos los ciudadanos sirve, determina unos límites tan permisivos que
superan en muchísimo los recomendados por la OMS?, maticemos que esos 10
dbs. de diferencia entre los 75 dbs. que autorizan frente a los 65 dbs. recomendados
como máximo en los casos correspondientes, no son un pequeño porcentaje
sino un aumento aproximado de 5 veces más.
¿Cómo podemos
defendernos de las agresiones anteriormente expuestas?, ¿podemos repeler
esos auténticos ataques frontales, con consecuencias físicas en
nuestra persona, de alguna manera legal de legítima defensa ya que las
autoridades encargadas de protegernos no lo hacen?
He tenido que visitar a
mi otorrinolaringólogo y estar en tratamiento auditivo durante 18 meses
por estas causas, pero todavía es peor el daño psicológico,
el estado de crispación nerviosa constante con irritabilidad a flor de
piel que te hace en esos momentos odiar a muerte al causante de ese ruido letal.
No me extraña que haya quien comete una locura cegado por una situación
de extrema y prolongada agresión. Es imposible concentrarse para estudiar,
desarrollar cualquier actividad incluso los trabajos más sencillos con
ataques sonoros de estos tipos, con lo cual además de los daños
físicos perjudican nuestro rendimiento profesional es decir me ocasionan
pérdidas materiales. Existe además del perjuicio en si, la sensación
de frustración e impotencia por ser víctima de una agresión
impune.
Debemos exigir a las autoridades no sólo campañas de
civismo y educación colectiva sino sobretodo mano dura con los agresores
de cualquier tipo, tolerancia cero, que cualquier denuncia no caiga en saco roto,
que cumplan su trabajo de protegernos, sancionando, multando, deteniendo, o lo
que haga falta a los causantes.
Barcelona es una de las ciudades más
ruidosas del mundo. Trabajemos para situarla cercana a los parámetros de
calidad sonora de otras capitales en las que el respeto al sistema auditivo de
las personas es verdaderamente importante, no sólo un fastidioso tema político
de la administración de turno.
JBC
Barcelona
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