23 d'agost de 2005

Un 'after' en casa okupa

AURELIO BORLÁN
BARCELONA

Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Esto fue lo que hice, como el teniente Colombo, en la última fiesta que mis vecinos del Poblenou, mal llamados okupas, organizaron al lado de casa. Pagué 10 euros por entrar (muy caro, pero hay que entender que era un after),me dieron una entrada impresa con derecho a consumición, dos gorilas con intercomunicador me abrieron la puerta, me abrí paso entre la multitud para ver a los dos dj que pinchaban música techno, vi unas luces en el techo que se movían al ritmo de la música más otra bastante grande y natural: era la luna, que gracias a un agujero en el maltrecho techo se podía ver en su totalidad; fui a la improvisada barra donde vi un amplio botellero y varios chicos sacando sus consumiciones. Mi misión allí era saber cuántas fiestas más (y de qué pelaje) iba a tener que soportar en fines de semana venideros. Salí de la nave y pregunté a los dos machacas de la puerta cuándo sería la próxima: tres fiestas al mes...

Ya en la calle, sorteando vómitos y botellas, me dirigí a casa pensando en la incomodidad de dormir con las ventanas cerradas y los tapones puestos pero con la tranquilidad de saber que, con un poco de suerte, hasta septiembre no volverán a despertarme a las seis de la madrugada

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