23 de març de 2004
Casi una maldición
Recordemos que la facultad de Químicas de Barcelona obligó a desviar el trayecto del Trambaix porque las vibraciones iban a desequilibar las balanzas de los laboratorios. Nací en la calle Aribau, por donde pasaban los tranvías, y puedo asegurar que el rumor de la rodadura de ruedas del tranvía sobre las vías se transmite por la tierra a los cimientos de las casas, sube por las paredes y lo invade todo. Por mucho césped que planten y aunque engrasen las vías, el rumor del tranvía les seguirá subiendo por las paredes y les agobiará la vida como si fuera una maldición.
NÚRIA
ROCA
Barcelona