18 de gener de 2005

La música como ruido

Júlia Serra. Barcelona
Me sumo al agradecimiento de Nacho Julve (11/1/05) hacia los músicos de la calle, a menudo excelentes, que me ofrecen su música como quien te regala una sonrisa. Siempre, claro, que no incordien a nadie. Pero por lo mismo que bendigo su música viva, abomino, maldigo y denuncio toda esa musiquilla muerta con la que me machacan los oídos, el cerebro y el alma en restaurantes, bares, hoteles, salas de espera, supermercados, tiendas, bancos, autocares, trenes y teléfonos. Comprendo que a alguien le encante ese musiqueo continuo, pero ¿y los demás? ¿Por qué diantres nos tiene que apetecer oír música cuando a quien sea le da la gana? Abusar de la música para influir sobre las personas es depreciarla. La ausencia de música ambiental es un signo de civismo, respeto y consideración hacia todos.

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