El sector del transporte celebró ayer su
fiesta y el dÃa de su patrono, San Cristóbal. Y quien no
se habÃa enterado de que ayer los transportistas
palentinos celebraban esta festividad, no tardaron
excesivamente en darse cuenta.
El acto central del
dÃa se desarrolló en el recinto ferial de la capital.
Hasta allà se acercaron casi medio centenar de
vehÃculos de transporte, tanto de gran tonelaje como de
pequeño, habiendo incluso camioncillos de reparto. Faltaron,
eso sÃ, alguna furgoneta y algún autobús, aunque los
actos organizados por la Asociación de Empresarios Palentinos
del Transporte, Aempatra, están destinados sobre todo a los
conductores de los camiones y sus vehÃculos.
A
las 11,30 comenzó a llenarse el recinto ferial de cabezas
tractoras engalanadas de diversas formas. Globos, banderas,
espantapájaros que se movÃan al ritmo de los
limpiaparabrisas e incluso algún salón con su mesa y sus
sillas en la parte posterior de la cabina que no hace sino
recalcar que para muchos de los que cada dÃa se lanzan a
las carreteras esas máquinas son como su hogar.
EucaristÃa. Poco a poco fue llegando este
casi medio centenar de vehÃculos hasta el recinto ferial
donde la organización habÃa dispuesto el remolque de un
camión a modo de altar desde donde se celebró la
eucaristÃa y posteriormente se bendijo a los
vehÃculos que hasta allà se habÃan acercado. Y
aunque éstos no llegaban al medio centenar, alrededor de
trescientas personas tomaron parte en esta misa al aire libre.
Y es que además de los conductores de los camiones
presentes también se acercaron otros conductores que
prefirieron dejar su rehala de caballos en casa y disfrutar
del dÃa de su patrono de paisano, asà como las
familias de todos ellos.
Y tras la eucaristÃa
llegó el estallido de sonido. Las grandes y ruidosas bocinas
de estos gigantes de la carretera comenzaron a lanzar su
potente estruendo. Uno a uno fueron llegando al improvisado
altar para recibir su bendición anual y pasar con sus armas
de trabajo junto a la talla de su patrono, montado, como no
podÃa ser de otra forma, sobre un coche.
Una vez
pasaron todos los camiones, e incluso algún vehÃculo
particular junto al santo, la comitiva, que recorrió las
principales calles de la capital, se puso en marcha sin dejar
de explotar al máximo el rendimiento del claxon. A alguno
llegó a recriminarle un policÃa local su uso
indiscriminado cuando la comitiva estaba parada junto al
parque de la Huerta Guadián.
Más actos. El
resto de la jornada se desarrolló en el Hotel Rey Sancho de
la capital donde los chóferes, autónomos y empresarios del
sector disfrutaron de una comida de hermandad, tras la cual el
colectivo honró a sus miembros más veteranos y jubilados con
una placa conmemorativa del acto y de este San Cristóbal
2004.
También se procedió, tras la comida, a la
entrega de premios a los mejores vehÃculos engalanados y
al sorteo de los regalos donados por el medio centenar de
empresas del ramo que colaboraron.