M. Vázquez, Valencia
-Es muy conocido por los padres.
-Llevo 20 años
investigando el sueño, aunque el libro Duérmete niño no descubre nada. Reuní los
conocimientos científicos y pedagógicos sobre el desarrollo del cerebro y el
sueño en los niños e intenté expresar todo con palabras fáciles. Quizás ése fue
el mérito: que todo el mundo pudiese entenderlo.
-¿Crean malos hábitos los
padres?
-No tanto es que sean los padres, sino que nosotros modificamos
estos hábitos en función de nuestra cultura. Los niños no nacen aprendidos y se
les tienen que enseñar las normas de educación. Les enseñamos a comer la sopa
con cuchara, a lavarse los dientes con un cepillo... el sueño también es un
hábito, porque a dormir bien es algo que se enseña. No es que los padres lo
hagan mal, el problema es que el 30% de los niños necesitan unas normas más
concretas para aprender bien esos hábitos. Nuestra intención con el Duérmete
niño fue dar a los papás las herramientas para transmitir esas normas.
-Y
fue un éxito.
-Ya se han vendido más de dos millones de libros y se ha
traducido a 18 idiomas.
-¿Cómo empezar con buen pie?
-Lo primero que los
papás deben entender es que no es culpa de ellos que un niño duerma mal, que no
tiene una enfermedad, un problema psicológico o está mimado. Simplemente es que
su reloj biológico aún es inmaduro.
-¿Y luego?
-Hay que poner orden en
los horarios y en las rutinas de antes de ir a dormir. Es muy importante que el
niño aprenda a dormirse solo porque si se despierta durante la noche volverá a
reclamar a los padres si estos están delante cuando se duerme. Lo que no hay que
hacer nunca es dejar al niño que llore. Eso está mal porque se abandona al niño
y capta la sensación de castigo. Hay que enseñarle, decirle que tiene que dormir
y dejarlo solo. Al cabo de un minuto, volvemos para explicarle que no lo hemos
abandonado y así cada pocos minutos, hasta que se duerma. Los papás que aplican
el método bien, en menos de un semana logran dormir once horas
seguidas.
-Porque otro problema debe ser dormir luego a los
padres...
-Sufren las consecuencias del mal dormir de sus hijos y muchos
llegan a tener problemas de sueño por eso. También los niños a los que no se
enseñó a dormir correctamente pueden arrastrar este problema hasta ser
adultos.
-¿Cuál es el trastorno del sueño que más afecta a la población?
-El insomnio, debido al acúmulo de tensión o de estrés durante el día. Mi
último libro, El camino del sueño, explica una serie de pasos para llegar bien a
la noche.
-¿Cómo prepararse para dormir?
-Hay que entender que el sueño
no llega de golpe. Mucha gente cree que puede tener actividad hasta el momento
de acostarse y es un error porque el cerebro no se desconecta de repente. Para
que el sueño aparezca han de pasar al menos dos horas en las que va
desenganchándose de la vigilia.
-¿Son efectivos los remedios caseros como el
vaso de leche?
-Es curioso porque las cosas del saber popular tienen razones
científicas. La leche contiene triptófano, que es una aminoácido que favorece el
sueño, así que sí, va bien.
-¿Y qué quita el sueño?
-El estrés, la
ansiedad acumulada durante el día y la actividad al acostarnos, por eso está
prohibido llevar trabajo a casa o conectarse a Internet antes de dormir. Lo
mejor es hacer una actividad "aburrida", que puede ser ver la tele, leer,
escuchar música o dar un paseo.
-¿Es igual dormir que descansar?
-No
tiene nada que ver. Dormir es como bajar los peldaños de una escalera. Primero
está el sueño superficial y luego el profundo. A veces nuestro sueño es muy
superficial y, entonces, nos levantamos con sensación de mal
descanso.
-¿Influyen las horas dormidas?
-El sueño es una fábrica de
reparación. Antes se pensaba que dormir era perder el tiempo, pero las
investigaciones de los últimos 70 años han revelado que el cerebro trabaja más
de noche que de día, gasta más gasolina, glucosa en este caso, porque mientras
duerme restaura lo que necesita al día siguiente. Y aquí viene la necesidad de
dormir las horas correctas.
-¿Seis u ocho?
-Según la edad. Un niño
necesita dormir doce horas diarias para restaurar, organizar y asimilar todo lo
que ha aprendido durante el día. Un adulto, que gasta menos y aprende también
menos, tiene suficiente con siete u ocho horas, y a la gente mayor le es
bastante con seis horas por la noche y algunas cabezaditas durante el
día.
-¿Y qué hacer cuándo el problema es algo externo como el ruido?
-Desde luego no es el mejor aliado para el sueño, aunque hay algunos trucos:
el más importante es dormir con tapones y con antifaz porque si la luz penetra
en los ojos mientras dormimos hace que el sueño no sea tan profundo. Los tapones
disminuyen un 60-70% el ruido ambiental, pero nos permiten perfectamente oír un
despertador o el llanto de un niño.
-Valencia es una de las ciudades más
ruidosas de España.
-Y eso no sólo afecta al sueño, sino que también es una
fuente de estrés . Se trata de un factor externo que molesta tanto para dormir
como para estar despiertos al día siguiente. Se advierte que la gente está
sometida a niveles altos de ruido porque es más agresiva y menos tolerante y se
debe, básicamente, a este ruido constante.
-¿Quiere decir que los valencianos
somos más agresivos y menos tolerantes por el ruido?
-No diría sólo Valencia,
sino las grandes ciudades: Madrid y Barcelona, que también son horrorosas en
cuanto al ruido. Es un problema de cultura y, sin embargo, algo que tiene mucho
que ver con el bienestar de las personas.
-¿Qué medidas se pueden tomar para
disminuir ese ruido urbano?
-Es complicado porque muchas veces no depende de
nosotros. En las escuelas ya se enseña a los niños a controlar el nivel de su
ruido y del de su entorno. También los políticos deberían darse cuenta de estas
cosas y adoptar medidas para restringir determinados tipos de ruido, como que
los bares se pongan en zonas donde no molesten.
-Además del ruido, las
preocupaciones también quitan el sueño.
-Evidentemente. Hay una frase que
dice que lo mejor para dormir es tener la conciencia tranquila.
-¿Y lo de
consultar con la almohada?
-Tiene su explicación. Hoy en día se sabe que en
uno de los peldaños del sueño, la fase REM, es donde la memoria se consolida. Es
decir, lo que aprendemos de día, por la noche lo asimilamos y almacenamos. Por
eso al despertar hallamos la solución a algunos problemas, porque ya hemos
organizado internamente esa información.
-Por último, tres consejos para
descansar o para dormir bien.
-Es importante dar un pequeño paseo con algo
tan sencillo como bajar una parada de autobús antes. Lo segundo es evitar
cualquier sustancia estimulante: café, té, cacao o alcohol. Y la tercera
recomendación es pensar que hay que preparar el sueño horas antes de acostarse,
lo que significa que no hay que llevarse trabajo a casa y, en cambio, sí hay que
hacer una actividad relajante antes de dormir.