'Oceana ha enviado al Ministerio de
Defensa una carta expresando el malestar de esta organización
internacional por “la ilógica actitud de persistir en un error
sobradamente probado, como es el uso de sónares activos en las
maniobras militares navales”. La carta a José Bono, firmada
por el biológo marino Xavier Pastor, Director de Oceana en
Europa, tiene lugar con motivo de las maniobras militares
realizadas la semana pasada a 150 millas de la isla del
Hierro. “Desplazar el lugar de las maniobras unas pocas millas
marinas no puede solucionar el problema, ya que como ha sido
demostrado científicamente, el impacto de las ondas de sonido
producidas por estos sónares puede llegar a grandes
distancias”.
Las armadas participantes en las maniobras militares de
Canarias utilizan dispositivos que provocan contaminación
acústica de gran intensidad en los océanos. El uso de sónares
activos, las explosiones o las comunicaciones entre submarinos
pueden provocar ondas de sonido nocivas para la vida marina.
Muchos buques han estado utilizando durante décadas sónares
activos de media frecuencia, que tienen la suficiente potencia
como para provocar daños graves en los cetáceos, pero hay
algunas armadas que además podrían estar utilizando nuevos
sistemas de sónares de baja frecuencia con un potencial de
provocar daños aún mayor.
Aunque muchos de los experimentos realizados con sónares de
baja intensidad no son del dominio público dado el secreto al
que se acogen muchas actividades de la Defensa, Oceana le
recuerda al ministro que esta organización internacional para
la investigación, protección y recuperación de los océanos,
dispone de información que demuestra que al menos cinco de las
Armadas que habitualmente participan en las Islas Canarias
están interesados en el desarrollo de este tipo de
dispositivos y han realizado experimentos en distintos océanos
del mundo.
Este tipo de manioras afecta a un amplio abanico de
especies marinas, incluyendo animales que están en los
listados de especies protegidas de la legislación europea,
insiste Oceana. Por tanto, llevar a cabo actividades que
puedan poner en riesgo a estas especies o afectar a sus
ecosistemas contraviene las normas de protección de la Unión
Europea. La contaminación acústica generada por los sónares
militares, ya sean de frecuencia media o baja, ha sido
ampliamente estudiada por la comunidad científica. Los propios
informes de la OTAN, o los estudios de impacto ambiental de
las marinas de Estados Unidos y del Reino Unido, entre otras,
así lo reconocen.
Anteriormente Oceana ya había advertido al Ministro de
Defensa que las armadas involucradas en las maniobras que
provocaron la muerte de más de una docena de cetáceos el
pasado mes de agosto sabían el daño que éstas podían causar en
Canarias. Según el informe remitido entonces a Bono, varias
armadas de los países pertenecientes a la OTAN están
utilizando un sistema de sónar de baja frecuencia y alta
intensidad que provoca daños muy graves a los cetáceos y otros
animales marinos. Este sónar, conocido por sus siglas inglesas
LFAS (Sónar Activo de Baja Frecuencia), emite ondas de sonido
de 100-500 herzios y casi 240 decibelios, capaces de llegar a
más de 300 millas de distancia (unos 500 kilómetros).
La Armada estadounidense reconoce en sus informes que ondas
de sonido de 180 decibelios pueden provocar daños graves sobre
los cetáceos. Un estudio presentado al Congreso estadounidense
en 1997 ya anunciaba que el sónar LFAS provocaba ““muerte por
hemorragia en los pulmones, y otros traumas en los tejidos;
pérdida total o parcial de audición; disrupción de los hábitos
alimenticios, reproductores, de la comunicación acústica y
sensitiva, y otras alteraciones vitales del comportamiento”.
Documentos desclasificados de la OTAN demuestran que se
llevaba años investigando con cetáceos para saber su
resistencia a los sónares utilizados por la Armada y para
conocer mejor sus sistemas de ecolocación. La OTAN ha
desarrollado en el Mediterráneo, al menos 16 de estos
experimentos.
“Si en la intención del Gobierno español está la
conservación de la diversidad biológica marina y el
cumplimiento de la legislación europea democráticamente
aprobada, algo que consideramos fuera de toda duda, le
solicitamos que urgentemente ponga fin a cualquier actividad
contraria a estos principios que todos lo ciudadanos europeos
nos hemos otorgado, incluidas las maniobras militares”, afirma
Pastor en su misíva.
Canarias es el lugar del mundo donde más frecuentemente se
han producido varamientos de cetáceos tras la realización de
maniobras militares, aunque no es el único. Estos sucesos han
ocurrido también en las Bahamas, Hawai, Mediterráneo, costas
atlánticas de Norteamérica, Islas Vírgenes, Puerto Rico,
Madeira, Azores, California y en estado de Washington, entre
otros
Aunque las especies más comúnmente afectadas por estos
ejercicios navales son los zifios (unos cetáceos de tamaño
medio, entre 4 y 11 metros), se ha comprobado que sus efectos
pueden llegar hasta grandes ballenas, delfines, marsopas e,
incluso, peces.
Oceana teme que estos experimentos se estén llevando a cabo
en lugares de gran importancia ecológica y para los zifios de
Europa, aparte de Fuerteventura, como la zona de las Hébridas,
al Noroeste de Escocia, el Cañón de Almería, en el Mar de
Alborán, o el Golfo de Génova, en el mar de Liguria.' |