MADRID. La «guerra al ruido» que
inició el Ayuntamiento de Madrid con la aprobación, en mayo del año
pasado, de una nueva ordenanza más estricta, ha comenzado a dar
frutos: las sanciones impuestas el pasado año fueron 524, lo que
supone un incremento de un 589,47 por ciento respecto al anterior
ejercicio. Entre ellas, había desde multas muy graves con clausura
de establecimientos que se saltaron las normas, hasta otras casi
anecdóticas, como el apercibimiento a la vecina que taconeaba en el
piso de arriba.
Los datos son estridentes: 10.513
inspecciones en 2004 -un 13,4 por ciento más que el año anterior-;
482.311 euros en multas; un 492 por ciento más controles durante el
segundo semestre del año que durante el primero -a raíz de la puesta
en funcionamiento de la Brigada contra el Ruido dentro de la Policía
Municipal-; un 786 por ciento más inspecciones sobre turismos; un
162,5 por ciento más sobre autobuses de la EMT, y un ¡4.750 por
ciento más! sobre los camiones de basura. «Hemos querido predicar
con el ejemplo», explicó la concejal de Medio Ambiente, Paz
González, «y hemos hecho revisar de forma masiva por el Centro
Municipal de Acústica a nuestros vehículos y los de servicios
asociados, como la recogida de basura».
El elemento a tener
en cuenta, según González, ha sido la puesta en marcha de la Brigada
antirruido, que ha «disparado los indicadores porque es un
instrumento más ágil y eficaz para las inspecciones». Así, los
expedientes sancionadores por alarmas en locales fueron un 325 por
ciento más que el año anterior; los de alarmas en vehículos un 400
por ciento más, y los relacionados con megafonía se incrementaron en
un 1.400 por ciento.
Del total de sanciones impuestas, seis
fueron expedientes por faltas muy graves, y alguna llevó aparejado
el cierre del local como medida cautelar: la terraza Atenas -multada
además con 120.000 euros-. Hay otros cinco casos pendientes del
cálculo de la sanción -puesto que el expediente no se ha terminado
de tramitar-: el salón Sabor Dominicano, el pub Gorbarchov, los
bares Débora y Epos y un local de la cadena de la Vaca Argentina,
informó la concejal. El cierre cautelar se aplica a locales que
incumplen la norma y no tienen los limitadores acústicos que
«cortan» la música al llegar a ciertos niveles. También se
expedientó al Palacio de Hielo y al de
Vistalegre.