BARCELONA. «Cuando ya no puedo
aguantar más me refugio los fines de semana en casa de unos amigos o
incluso he llegado a pagar la habitación de un hotel para poder
descansar por la noche», asegura Anna Menéndez, una vecina del
distrito de Sants-Montjuïc afectada por la contaminación acústica
generada por las numerosas actividades de ocio nocturno que durante
todo el año se desarrollan en la montaña olímpica. El principal foco
emisor de ruido nocturno en esta zona de la ciudad es una discoteca
al aire libre, denominada «La Terrraza», que, según afirman la
portavoz de los afectados, supera ampliamente los 70 decibelios de
madrugada, una medida que sobrepasa el nivel sonoro establecido por
las ordenanzas municipales.
«Desde hace nueve años -explica
Menéndez-, los vecinos vienen denunciando el exceso de ruido de esta
discoteca que nos impide conciliar el sueño de jueves a domingo y de
mayo a octubre. No la cierran porque al Ayuntamiento de Barcelona no
le da la gana, porque al alcalde Clos le interesa más el turismo y
el buen funcionamiento del Pueblo Español que el descanso y la salud
de los 5.000 vecinos que residen en los barrios de Poble Sec y de la
Font de la Guatlla».
Registros sonométricos
Tras las
decenas de denuncias presentadas por los vecinos -acompañadas por
videos y registros sonométricos que demuestran la actividad sonora
ilegal de este local-, el Consistorio obligó a la discoteca instalar
unas pantallas acústica que ha reducido el ruido en cinco
decibelios, pero los vecinos continúan sin poder descansar durante
toda la noche.
«El pasado fin de semana cerraron a los 8.30
horas de la mañana del domingo. No se puede soportar porque la
música de la discoteca penetra en todas las estancias de tu casa y,
al final. el ruido te vuelve loca», asegura.
La discoteca «La
Terrraza» no es el único foco emisor de ruido en esta zona de la
ciudad. Las carpas de «Firestiu», los conciertos del Estadi Olímpic
Montjuïc, los tres días del «Primavera Sound», la Maratón del
Espectáculo, la temporada de teatro del Greg... son algunas de las
actividades de ocio nocturno que durante todo el año acoge la
montaña olímpica.
«Las autoridades de Barcelona están locas
porque organizan, autorizan y promueven todas estas actividades que
son ilegales a nivel ambiental porque superan ampliamente los
límites sonoros establecidos por la ley con el fin de que no
perjudiquen la salud y el descanso de los vecinos», subraya Anna
Menéndez.
«Falta de control»
Cuando la comunidad
afectada se queja de las molestias sonoras ante el Consistorio, la
portavoz de los vecinos explica que reciben la misma respuesta:
«Siempre nos dicen que los jueces no están sensibilizados en
castigar el delito acústico y que, en estos casos, las sanciones
sirven de muy poco». Menéndez lamenta «la falta de control» de estas
actividades ilícitas por parte del turno nocturno de la Guardia
Urbana, «ya no vienen cuando les llamas por problemas de ruido»,
añade.
Esta situación ha acabado por hundir a los vecinos de
Sants-Montjuïc en «la desesperación y la impotencia» porque no
tienen recursos suficientes para insonorizar sus viviendas e
instalar aire acondicionado para protegerse del exceso de ruido en
la montaña olímpica.
«Tampoco tenemos dinero ni valor
suficiente, como han hecho otros afectados, para contratar a un
abogado que reclame ante los tribunales nuestro derecho a poder
descansar por las noches», apunta Menéndez.
Zona ZARE para
Montjuïc
La paciencia y la constancia en denunciar los
excesos sonoros son, de momento, sus únicas armas para defenderse de
la agresión ambiental. La portavoz de los afectados destaca que
«hemos reclamado al Ayuntamiento que declare el perímetro de la
montaña como Zona Acústica de Régimen Especial (ZARE) para reducir
el exceso de ruido en Montjuïc». Con el mismo objetivo y poner coto
al ocio nocturno, han solicitado también que se declare Zona
Especial de Protección de la Calidad Acústica (ZEPCA), pero todavía
no han recibido ninguna contestación por parte de las
autoridades.
Sants-Montjuïc no es el único distrito de
Barcelona que reclama silencio en la ciudad. Los vecinos de algunas
calles y plazas de Gràcia, Ciutat Vella, Eixample, Hortà-Guinardo,
Sant Andreu o Sarrià-Sant Gervasi denuncian también desde hace años
las molestias causadas por el ocio nocturno, pero aseguran que sus
quejas son «ignoradas» por el
Consistorio.