Miércoles, 1 de Diciembre de 2004    

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El taladro va a clase
Los alumnos del colegio público Ana Mayayo conviven con las obras de reforma del centro desde que comenzó el curso
Son casi las nueve de la mañana y los alumnos del colegio público Ana Mayayo se sientan en sus pupitres y abren sus libros. Frente a la pizarra, el profesor trata de impartir clase. Y lo hace casi a gritos, por encima del ensordecedor ruido del martillo hidráulico que trabaja en la entrada principal del centro desde primera hora.
     
   Los alumnos conviven con el ruido de un martillo hidráulico.   
Es una de las principales quejas de la asociación de madres y padres, que denuncian que los casi 500 alumnos del centro conviven a diario desde septiembre con las obras de mejora que se llevan a cabo en el colegio. Los trabajos comenzaron en verano, después de casi cinco años de reclamaciones. La reforma empezó en la cocina, prosiguió con la renovación de la instalación eléctrica y el ascensor (que antes no existía) y aún continúa con pequeños arreglos. «Hace unos días echaron brea en el patio, y no sería la primera vez que los niños se quejan de que en el colegio huele mal debido a la pintura», explica uno de los padres.

La entrada, en el lateral
A las molestias que causan las obras que se realizan en el interior del colegio se unió el jueves pasado la reforma de la rampa de la entrada principal. Desde entonces, los niños acuden a clase por una puerta lateral y tienen que soportar el ruido de un martillo hidráulico.

La asociación de padres y madres se reunirá mañana con el director provincial de Educación para exponer sus problemas y tratar de llegar a una solución.


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