La calle Juan Canalejo, en A Coruña, a eso de la una de la madrugada, empieza a distinguirse del resto por el ruido. Miles de jóvenes ocupan la calzada y cuarenta pubs se concentran en cien metros de vía. La mayoría con las puertas abiertas, algunos sin un adecuado sistema de insonorización y otros con menos papeles que una nutria. Y a dos metros de altura, varias decenas de vecinos que echan chispas y pestes «contra la permisividad que existe por parte de las autoridades con la movida y con los establecimientos que no cumplen la ley». La queja es de Auri López, presidenta de la asociación de vecinos de la zona del Orzán.

La misma queja podría haberla dado cualquier vecino que vive en una de tantas calles gallegas que sufren el mismo problema durante las noches de los fines de semana. Pregúntenle si no a los del Puerto Deportivo en Vilagarcía, Estrella en Carballo, la Duquesa en Monforte, Plaza de las Mercedes en Ourense, Campillo y Ciudad Vieja en Pontevedra, la calle principal de Boiro, A Gándara en Ferrol, O Campón en Burela, Areal en Vigo, Marina Española o Clérigos en Lugo...

En Vigo, la semana pasada se constituyó la Asociación Viguesa contra el Ruido, la primera de estas características en Galicia. Una de sus acciones inmediatas será reclamar al Concello que haga cumplir la ley en materia de licencias, ruidos y horarios de cierre de locales de ocio.

Como en Ourense, donde se aprobó una ordenanza reguladora que marca el número máximo de decibelios que puede emitir cada local. La Policia Local suele hacer controles frecuentes. Sin embargo, en los últimos meses no se clausuró ningún local.

En Ribadeo, el Concello apostó por las actividades alternativas para las noches de los fines de semana con el fin de ofrecer a los jóvenes otras ofertas al margen del alcohol y el botellón. Está teniendo una respuesta más que aceptable.

En Ferrol destaca la multa de 30.000 euros impuesta a un pub.

Calle Juan Canalejo (A Coruña)

La zona del Orzán reúne de jueves a sábado a miles de jóvenes no sólo coruñeses, sino también llegados de los alrededores. Los movimientos vecinales se esfuerzan sin éxito en que las autoridades incrementen la vigilancia y el control de los pubs que no cumplen la normativa de ruidos.

Calle Duquesa de Alba (Monforte)

La zona de la Duquesa, de siempre, es la que concentra la movida nocturna en Monforte. La asociación vecinal, muy activa, pidió mayores controles y durante un tiempo fue escuchada por la policía, que realizó mediciones en distintos locales.

Calle Lepanto (Ourense)

La zona más «infernal» de la movida ourensana se ubica en la zona vieja, fundamentalmente en cuatro calles: Fornos, Lepanto, Pena Corneira y plaza de las Mercedes. El Concello puso en marcha una serie de medidas que parecen haber acallado un poco las quejas.

Bandaorrio (Ribeira)

La movida ribeirense se trasladó desde la conocida zona del Callejón hasta la de Bandaorrio, cuando la presión vecinal fueron insostenibles para los hosteleros. Bandaorrio es en estos momentos el azote vecinal, protagonizado por un residente que no se rinde al desaliento.

Calle Churruca (Vigo)

El triángulo que forman las calles Areal, Pontevedra e Inés Pérez de Ceta es uno de los entornos más ruidosos de Vigo y es donde surgió la asociación viguesa contra el ruido. En la imagen aparece la zona de Churruca, otro de los entornos conflictivos.

Santiago del Estero (Santiago)

Esta vía, que confluye con la Rúa Nova de abaixo, forma el área más conflictiva de Santiago. De jueves a sábado, miles de jóvenes producen tal estruendo que los vecinos se han puesto en pie de guerra. El concello intenta atajar el ruido, pero parece que no lo consigue.