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Diversión y molestias en Sant Antoni (Cristina LAVASTRE ROUSSELL)
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Otro verano empieza con pocos turistas, pero los que no fallan son los amantes de la vida nocturna. Estos jóvenes no vienen a Ibiza para disfrutar de sus hermosas calas, sino exclusivamente para beber toda la noche, drogarse y hacerse notar, sobre todo por las noches. Se entiende que debe de haber una diversión nocturna; es normal que para huir del estrés de sus hogares vengan aquí a desahogarse y disfrutar de un clima agradable en un ambiente de relax y alegría. Hasta aquí lo puedo llegar a entender, pero lo que no puedo entender es tanta permisividad que ha hecho que San Antonio sea célebre por sus juergas y escándalos nocturnos. El pueblo se muere poco a poco, y está en nuestras manos el salvarlo.
El fallo no está en el orden público, la Policía acude rápidamente cuando se la llama, se hace respetar. El problema viene de más atrás. El caso que me incumbe es la autorización de after-hours (abrir a partir de las 6 de la mañana) a un bar que actúa como una discoteca en pleno centro de San Antonio (c/ Colon-c/ del Mar). Ya no es suficiente el aguantar hasta las 4 de la mañana los gritos en la calle, ahora también a partir de las 6. El ruido proveniente de este bar-discoteca hace que vibren todos los edificios colindantes, aparte del ir y venir de los noctámbulos con su correspondiente jaleo.
Qué espectáculo también para nuestros hijos que van a la escuela al cruzarse con estos borrachos. Sinceramente esto no debería ser aceptado. Para enriquecerse un bar, toda la vecindad hemos de aguantar y permitir todas sus molestias. No es justo, más cuando nosotros hace muchos años que vivimos aquí y este bar-discoteca hace apenas un año que abrió sus puertas. Si quieren autorizar los afterhours, hagan como lo hacen en la Península: sólo en las zonas industriales. Allí no vive nadie, son sólo almacenes y las molestias a los vecinos no existen.


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