MADRID. «Madrid no es ruidosa; lo
son sus ciudadanos». Esta curiosa teoría es la base argumental de
una nueva campaña de concienciación ciudadana contra el ruido que
hoy inicia el Ayuntamiento de Madrid. En ella, un bebé que sufre
esos malos hábitos de vecinos y visitantes intenta amortiguar las
molestias colocándose el chupete en la oreja.
La campaña
incluirá cuñas de radio, «spots» de televisión y anuncios en prensa
escrita. Se dividirá en cuatro oleadas. Comenzará hoy mismo y
continuará en dos periodos del próximo año, para finalizar en el
primer trimestre de 2006. Su coste será de 1.057.000
euros.
Los responsables de Medio Ambiente del Ayuntamiento
madrileño han elegido para esta campaña el lema «Madrid necesita
descansar». Su objetivo es sensibilizar a los madrileños frente a la
contaminación acústica que se da en la ciudad.
El Libro
Blanco sobre el ruido, realizado en el anterior mandato municipal,
señalaba que gran parte de la capital se encontraba sumida en
niveles de ruido superiores a los límites recomendados por la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los actuales
gobernantes locales han aprobado recientemente una nueva ordenanza
contra el ruido, en la que se incrementan sensiblemente las multas
-que llegan hasta los 300.000 euros en los casos más graves y donde
haya reincidencia-.
La campaña argumenta que «Madrid no es
ruidosa, lo son sus ciudadanos, así como los que nos visitan por
trabajo, ocio, compras....». De ahí que intente concienciar a los
residentes para mantener buenos hábitos acústicos, ya que éstos son
«las mejores armas para evitar» el exceso de ruido.
¿Y cuáles
son esos hábitos? Entre ellos cuenta «no utilizar la bocina del
coche» -multado, por otra parte, en la nueva ordenanza con hasta 600
euros-, «respetar el horario de descanso de los demás, no utilizar
equipos audiovisuales a alto volumen» y otros por el estilo que
«contribuyen a disminuir la contaminación acústica y a mejorar la
calidad de vida de todos los madrileños».
La campaña que
ahora empieza tiene como protagonista un bebé, el madrileño más
sensible a la contaminación acústica y el más indefenso contra
ella.