J. A. A.
Una vecina de la calle León y Escosura ha llegado al
límite de su paciencia. Asegura que no puede conciliar
el sueño por los ruidos nocturnos en un bar, situado
bajo su piso, y tras varias denuncias y mediciones de la
Policía Local y privadas, pagadas de su propio bolsillo,
asegura que está dispuesta a canjear al Ayuntamiento su
piso por otro donde no se registren ruidos excesivos en
las horas destinadas al sueño y al descanso.
«Cambio piso a cambio de tranquilidad. Estoy al
límite de mis fuerzas, hay que pasar por algo así para
comprender de qué hablo», explica Blanca Calzado, quien
meses atrás ya empezó a presentar denuncias en el
Ayuntamiento contra un bar situado en la calle León y
Escosura.
La afectada por los ruidos, que incluso ha colocado
varios carteles en el exterior de las ventanas de su
vivienda a través de los cuales exige una solución al
Alcalde, no persigue el cierre del bar. «Comprendo que
se trata de un negocio, pero nadie comprende mi
situación y he necesitado hasta atención psicológica. Lo
único que quiero es que ese local se insonorice
debidamente y que la música del bar no me afecte por las
noches».
Las mediciones realizadas meses atrás por la Policía
Local dieron valores que alcanzaron hasta los 40
decibelios. «El Ayuntamiento impuso como medidas
correctoras la instalación de un limitador de música y
una multa, pero la música sigue sonando en niveles por
encima de lo permitido», comenta la vecina afectada.
Blanca Calzado incluso ha contratado una medición
acústica a una ingeniería de Gijón, cuya conclusión es
que en su vivienda se supera «repetidas veces el nivel
de ruido cuando el local situado en la planta inferior
está abierto».