3 de septiembre de 2003

 

El ruido como solución


XAVIER GÓMEZ
Preparativos para el sonorreductor en el cruce de Provença con Balmes

Recubrimiento muy sonoro con pavimento sonorreductor en un largo tramo de la calle Provença


RAFAEL WIRTH - 03/09/2003

No es importante ocultar o atenuar el ruido. Lo básico es no hacer ruido. No hay que asfaltar toda la ciudad, o parte de ella, con pavimento sonorreductor, sino eliminar todos los vehículos y máquinas que hacen ruido. Y a las personas que gritan y hacen ruido durante el día y por la noche, explicarles que no deben hacer ruido y, luego, sin persisten, multarles.

Y todo eso se ha podido comprobar desde el ya concluido agosto en un tramo de la calle Provença, desde el paseo de Gràcia hasta Urgell. Los munícipes están metidos desde el pasado 18 de agosto en unas obras que pretenden, mediante el recubrimiento con pavimento sonorreductor, eliminar parte del ruido generado en esa vía siempre muy transitada. Esas obras deberán estar acabadas el próximo 7 de septiembre y así, teóricamente, ese tramo de calle generará menos ruido que el actual. No siempre es cierto...

Los neumáticos de los automóviles y motocicletas siempre harán ruido al rodar por el asfalto. Si se pone un pavimento especial, el ruido de las ruedas será muy inferior, pero seguirá existiendo. Y, además, no se evitará el ruido colateral de las infernales máquinas a su paso por la calzada.

O sea, seguirán las bocinas de conductores nerviosos y cada vez más histéricos, los estruendos de los camiones de Barcelona Neta cuando descargan en sus cajas las basuras de los diversos contenedores, los cambios de marcha atronadores, el permanente paso de ambulancias y coches de bomberos con las sirenas a toda pastilla.

La calle Provença es uno de los caminos más rápidos para trasladar a enfermos y accidentados en ambulancia hasta el hospital Clínic. Y vía obligada de los bomberos para volver a sus cuarteles. Y las sirenas, siempre a punto y al máximo de sus posibilidades.

Pero no se acaba aquí el ruido. Para preparar los trabajos del recubrimiento con pavimento sonorreductor en dicha calle, operarios diversos se han dedicado en los últimos días a romper partes del asfalto con imponentes máquinas taladradoras. Han abierto agujeros o zanjas alrededor de nuevas alcantarillas. Han retocado aquellas placas de hierro colocadas en medio de la calzada por donde es posible bajar al infierno de la ciudad. Tanto en un caso como en otro los ruidos se han prolongado de sol a sol, para martirio de los barceloneses, vecinos de la zona, que no han podido huir de la ciudad.

Y luego, eso sí, en un par de días unas imponentes máquinas asfaltarán en un plis plas toda la calle Provença, desde paseo de Gràcia hasta Urgell. Y seguramente convertirán la calzada de cuatro carriles en dos, dejando uno para zonas azules y otro para contenedores y quizá, bicicletas, carril éste que actualmente acaba su trazado delante de la Pedrera. Y, una vez el sonorreductor esté colocado, seguirán los ruidos de vehículos y ciudadanos, especialmente aves nocturnas que destrozan el silencio de la noche al entrar y salir de las innúmeras discotecas, bares y demás que actualmente pueblan el destrozado Eixample.