HomeOpiniónTemasClasificadosServiciosServicios
 
Vivir
 
  Girona
TXÚS SARTORIO
Un conductor muestra el potente equipo de sonido instalado en el maletero de su coche
 
2 min
 
 

Se controla el ruido de las discotecas estables, pero nadie vigila el de las que van montadas en los coches
JAUME FABRE
Sonidos ambulantes

LA VANGUARDIA - 29/03/2004
Las ciudades han ido perdiendo poco a poco los sonidos familiares de los vendedores ambulantes. Ya ni los abuelos recuerdan el “Hi ha cap pell de coniiiiiiiiill?” de los traperos, el tintineo de los ropavejeros con una varilla sobre un disco metálico o el chirrido de una lámina de acero al ser rozada por la rueda del afilador.

Todos ellos han sido relegados a los relatos de folkloristas y antropólogos. Algo más cercanos en el tiempo son los gritos de los vendedores de botijos, los altavoces de los camiones del colchonero o el repicar de unas bombonas con otras del butanero, éste último todavía vigente.

A veces, cuando llega un circo, algunos ayuntamientos le autorizan a pregonar su espectáculo con altavoces montados sobre automóviles, y en las campañas electorales de la transición se utilizaba el mismo sistema para pregonar las bondades de cada partido político.

Pero ese método ha ido muriendo, igual que los folletos y los carteles callejeros, devorados por la realidad de que la televisión es el único medio de propaganda eficaz.

Los únicos ruidos móviles que permanecen son las siempre inquietantes sirenas de ambulancias y coches de bomberos y los gamberros impunes del escape libre, que van esparciendo sobresaltos con una inexplicable tolerancia policial.

Ha llegado incluso una novedad para llenar el vacío de aquellos entrañables sonidos ambulantes de antaño: el chumba-chumba de las discotecas sobre ruedas. Coches privados equipados con altavoces de una potencia a todas luces excesiva circulan por las ciudades con las ventanas abiertas para que todo el vecindario se entere de los gustos musicales del conductor.

¿Por qué será que dichos conductores tienen todos el mismo aspecto y que la música estentórea que esparcen es siempre de la misma categoría? Nunca se puede oír a nadie que circule con el volumen al máximo mientras sintoniza Catalunya Música o Radio Clásica, Radio 2, de RNE.

Si se controla el ruido de las discotecas con domicilio estable, ¿por qué quedan al margen de la ley las que van de un lado para otro? Es la misma contradicción que se produce con las motos: mientras que los controles sobre el ruido de los motores de una fábrica son muy estrictos, son casi nulos los que se ejercen sobre los motores instalados entre dos ruedas y deambulando por las calles.

La ley del Ruido, recientemente aprobada, obliga a los ayuntamientos a establecer mapas del ruido en las ciudades. Pero ¿cómo encajar en un mapa sonidos insoportables que van de un lado para otro?



 
LA VANGUARDIA, el diario más vendido en Catalunya  Control OJD
Copyright La Vanguardia Ediciones S.L. y Iniciativas Digital Media S.L.
All Rights Reserved - Aviso Legal - Contacte con nosotros - Publicidad