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Los vecinos piden que las medidas se
mantengan y anuncian la formación de una nueva federación
vecinal contra el ruido
J. M. P.
«No nos gusta ir al puerto», explicó al
Diari Maricruz Rodríguez, «vamos a un bar donde la bebida es
tres veces más barata y, como dentro hace mucho calor, salimos
a la calle». Esta joven sostuvo que «no molestamos a nadie y
nuestro tono de voz no es elevado. Lo único que provoca gritos
son los cubos de agua que nos tiran los
vecinos».
Maricruz afirmó que «por mucho que se reúnan
los vecinos, mientras no aparezcan locales que no sean una
copia de los del Port, con unos precios razonables, y lo
bastante grandes para no morir de calor, continuaremos pasando
las noches en la Baixada de la Misericòrdia».
Pero los
vecinos no se resignan. El presidente de la Associació de
Ve•ns de la Catedral, Jordi Ferré, señaló que «nos parecen
correctas» las medidas anunciadas por el Ayuntamiento para
combatir el botellón en la Part Alta. Pero Ferré advirtió que
«si estas disposiciones no se mantienen y dejan de hacerse
dentro de dos semanas, como suele ocurrir, volveremos a
protestar».
La semana pasada, las entidades vecinales
de la Catedral y del Circ Romà denunciaron el incivismo de
grupos de jóvenes que beben en plena calle a altas horas de la
madrugada. Al día siguiente, el alcalde Joan Miquel Nadal
anunció medidas contra el gamberrismo. Ferré insistió ayer en
que el Ayuntamiento debe hacer cumplir la normativa «a todas
horas»: «no puede ser que entre semana la grúa se lleve coches
de los vecinos, y los sábados por la noche hagan la vista
gorda con los que salen por la Part Alta». El representante
vecinal pidió que no se concedan nuevas licencias de
hostelería en el barrio, porque «la Part Alta no quiere
convertirse en el patio de recreo de Tarragona». Entidades
vecinales de zonas afectadas por el ocio nocturno, como la
calle Apodaca y las de la Part Alta, han anunciado la
formación de una entidad para controlar el ocio de
noche.
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