La contaminación acústica ambiental está provocando un aumento de las
pérdidas auditivas en jóvenes, según ha destacado Dionisio Alonso Párraga,
otorrinolaringólogo del Complejo Hospitalario Universitario Xeral Cíes, de
Vigo. A tenor de los datos que baraja este especialista, en la última
década se ha producido un incremento de la hipoacusia de entre el 7 y el
18 por ciento en personas que tienen entre 24 y 40 años.
Alonso
Párraga, que ha hablado de contaminación acústica en la Universidad de
Vigo, no tiene dudas de que ese aumento de la incidencia obedece al ruido
que emanan las ciudades que conforman el mundo del siglo XXI. "Las
pérdidas de audición se producen en los tonos agudos, y siempre están
relacionadas con el ruido y el envejecimiento".
El problema,
además, se agrava porque las lesiones son irreversibles y carecen de
tratamiento, por lo que la prevención constituye el único frente en el que
se puede luchar. El tráfico automovilístico, los locales de ocio, los
teléfonos, los auriculares, las impresoras e incluso los ordenadores son
algunas fuentes de ruido contra las que resulta difícil combatir. Sin
embargo, el próximo mes de febrero entrará en vigor la nueva normativa
europea contra el ruido, que exigirá una reducción del nivel de ruido
ambiental de al menos 5 decibelios.
Alonso Párraga apunta algunas propuestas eficaces y que involucran
a las instituciones, a la industria y a los propios ciudadanos. "Hay que
mejorar la construcción de edificios para que aíslen mejor del ruido,
hacer aceras más anchas, disminuir la emisión de ruido de los motores,
controlar los tubos de escape y mejorar el aislamiento de los locales de
ocio, quizás concentrándolos en una zona alejada de las
viviendas".
Alta exposición
También advierte de
la exposición que actualmente tienen los niños a la contaminación acústica
ambiental y subraya la necesidad de extremar las medidas de precaución.
"Podemos intervenir en determinadas costumbres como en el uso que los
pequeños hacen de los auriculares. No permitir que estén con ellos más de
una hora ni que el volumen supere un nivel medio. Hay que tener en cuenta
que el impacto sobre el oído es directo".
En opinión de Alonso, el
médico debe adoptar una postura activa y llamar la atención de la sociedad
sobre los problemas que causa el ruido ambiental. "No sólo provoca
hipoacusia, sino también estrés, trastornos del sueño, del comportamiento,
conductas agresivas o problemas cardiovasculares".
Los expertos
esperan que la prevención del ruido ambiental, hoy en día cuarta causa de
contaminación en los países occidentales, tenga una respuesta similar a la
que en los últimos años se ha producido en el ámbito profesional, pues la
incidencia de la hipoacusia en los trabajadores españoles ha disminuido un
30 por ciento. "Antes las lesiones auditivas eran la enfermedad
profesional más frecuente, pero se han adoptado medidas que han mejorado
la situación. La industria ha reforzado el aislamiento de las áreas de
ruido y los propios trabajadores han tomado conciencia de la importancia
de cuidarse", ha señalado Alonso.
Según los datos del Colegio de
Médicos de Pontevedra, los costes económicos derivados del ruido ambiental
que se calculan para 2005 en los países de la Unión Europea superarán los
30.000 euros.