Gràcia para vivir y dormir Rafael Vallbona reclama en el pregón de la fiesta el
derecho a la vivienda y al descanso
“Dormir y descansar es sinónimo de calidad
de vida, pero hay personas que aquí mismo no pueden hacerlo”,
subraya el pregonero |
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El escritor critica la carestía de los
pisos, y las trabas políticas y burocráticas para ejercer la
potestad de elegir la residencia |
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La “calle de la Paz” recoge las pancartas
sobre Iraq |
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LLUÍS
SIERRA - 15/08/2003 Barcelona.
Cosechar
aplausos al final de un pregón es obligado. Hacerlo a medio pregón
cuesta más, si no es en un club de la comedia televisado ni un mitin
ante incondicionales políticos. El escritor Rafael Vallbona lo
consiguió en el balcón municipal de Rius i Taulet, sin decir nada
del otro mundo: “La vivienda es un derecho universal, pero los pisos
son muy caros”. Decir esto en sede oficial se agradece y el público,
que no llenaba la plaza Rius i Taulet en la inauguración de la
fiesta mayor, se lo agradeció. Y no fueron sólo los okupas, tan
amigos del derecho a la vivienda, que habían dedicado un pregón
alternativo a la resistencia contra los desalojos que se les
anuncian para otoño.
Vallbona abundó en el mito graciense de
considerar la ex villa y su gente “vanguardia ciudadana contra la
injusticia”, y recordó que aquí hay quien no puede disfrutar las
libertades. De ahí la referencia a la carestía de la vivienda y a
otros derechos que cuestan ejercer, sobre todo a la inmigración:
“Escoger ciudadanía y sitio donde vivir debería ser inalienable pero
para todo hay trabas políticas y burocráticas”, afirmó el pregonero.
Acto seguido (¡ay, Gràcia en fiestas!) se refirió a la
juerga nocturna: “Dormir y descansar es sinónimo de calidad de vida,
pero hay personas que aquí mismo no pueden hacerlo”. Se ganó más
aplausos.
En el balcón, Vallbona estuvo acompañado de
autoridades políticas, empezando por el alcalde accidental, Jordi
Portabella, que animó a los gracienses a “tener la fiesta en paz, en
todos los sentidos”.
La presencia de la clase política en
las fiestas de Gràcia es casi un ritual. Estas fechas marcan de
alguna manera el retorno a la capital de muchos dirigentes y ayer,
además del alcalde accidental Jordi Portabella, estaban los
concejales Ricard Martínez (ERC) , Ferran Mascarell (PSC), Alberto
Fernández Díaz (PP) y Joan Puigdollers (CiU), entre otros. Varios
líderes de los partidos han anunciado que pasarán por Gràcia para
recorrer las calles adornadas y asistir a algún acto.
Además
de los políticos, otro de los focos de atención de la fiesta será la
visita a la calle Igualada, adornada con decenas de las pancartas
que hace unos meses se colgaron en toda Barcelona contra la guerra
en Iraq. Ayer tarde, miembros de la plataforma Aturem la Guerra y
los vecinos se afanaban en el montaje. Entre ellos, el fotógrafo
Julián Ruiz, autor de una exposición sobre aquellas pancartas que
también se puede visitar en la sede de la federación de calles,
ubicada en esa misma vía.
Abierta la fiesta. Gràcia espera
decenas de miles de visitantes. Los preparativos se ultimaron anoche
con la esperanza de que, si llueve, no lo haga torrencialmente. Los
paraguas boca abajo que adornan la calle Verdi de Dalt, por ejemplo,
no resistirían un golpe de gota fría.
Se espera también un
cumplimiento razonable de los horarios (hasta las 2.30 de la noche,
salvo vísperas de festivo, que es hasta las 3.30) y un nivel de
limpieza aceptable, para lo que se ha colocado una veintena de
lavabos públicos en la calle. Y como dijo el concejal Martínez, “la
fiesta también es de día”: el Matí de Festa Major y el Cercavila
(19.00 horas, desde los Jardinets a Rius i Taulet) son las dos
principales citas para hoy. |