3 de junio de 2005 - Año VIII - nº 189    

Sociedad
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Crónica Ecológica
Enemigo Invisible.
Por: J. G. Muñoz Experto en derecho medioambiental
El enemigo es fuerte, es invisible, es difícil hacerle frente, se introduce en nuestras casas por cualquier lugar, destruye nuestra paz llevándonos a un estado de intranquilidad tal que nos es imposible conciliar el sueño por las noches y concentrarnos en algo por el día.
En muchas ocasiones llegamos a desesperarnos al vernos impotentes para poner freno a esta intromisión en nuestra intimidad. Intimidad que sólo disfrutamos en nuestros hogares y sólo cuando este monstruo nos deja en paz.

El ruido o contaminación acústica es uno de los grandes problemas que afectan al medio ambiente en los núcleos urbanos de nuestra Sierra, de nuestra región y en fin, me atrevo a decir que también en el resto del globo. En nuestro país parece que la lucha contra este “asesino ultrasónico” se ha hecho un poco más fácil, y digo esto a tenor de la reciente jurisprudencia del Tribunal Constitucional que ha declarado expresamente que el ruido en un grado suficiente pude llegar a dañar la intimidad de las personas, conculcando derechos fundamentales del individuo como la integridad física, moral y la inviolabilidad del domicilio. Existe ya una serie de sentencias del Alto Tribunal que otorgan al ciudadano el derecho a ser protegido de este tipo de injerencias que violan y dañan sus derechos fundamentales consagrados en la Constitución Española.

Las administraciones públicas tienen un papel principal en la defensa de estos derechos que son violados de manera permanente y sistemática por obras que superan los límites sonoros permitidos, por las discotecas que hacen caso omiso a las ordenanzas municipales sobre niveles de ruido y un largo etcétera que nos llevaría incluso a reconocer como productores indirectos de esta situación a los ayuntamientos de nuestra comarca. Y es que la pasividad que presentan respecto al control del exceso de ruidos es tal que en muchos casos los vecinos que sufren estas molestias no acuden a denunciarlo a la policía local, sino que buscan alternativas al margen de la administración de turno, las movilizaciones sociales de denuncia colectiva. Algo a lo que estamos acostumbrándonos y es que muchas veces es más efectiva la denuncia ante un periódico que la tramitada ante las Fuerzas de Seguridad, ya sean locales o estatales.

La contaminación acústica es una degradación del medio ambiente como otra cualquiera, si me apuran una de las que más afecta al ser humano que es especialmente sensible a este tipo de interferencias en su medio. Los ayuntamientos deben tomar nota, también ellos indemnizan por omisión.


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