Jesús Uzkudun - Responsable de
Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO-Euskadi El efecto dominó en la prevención del ruido
El ruido es uno de los mayores
contaminantes laborales y urbanos. El número de enfermedades
producidas por el ruido en el trabajo resulta alarmante, aunque sean
cifras sistemáticamente silenciadas por Osakidetza, los Servicios de
Prevención y Osalan.
La sordera profesional, poco común hace 150 años, se extiende
como una epidemia entre los trabajadores de todos los sectores
industriales, la construcción, los servicios, la hostelería, los
comedores escolares... Los trabajadores no mueren a consecuencia del
ruido, pero las consecuencias de la pérdida auditiva se traducen en
aislamiento, deterioro en la calidad de vida... y eso que
continuamos sin estudios sanitarios acerca de todos esos efectos.
Una investigación realizada por CCOO de Euskadi constata que el
40% de los trabajadores vascos se encuentra afectado por pérdidas
auditivas; muchos sufren además los molestos acufenos, producidos
por el ruido. En empresas del sector siderúrgico, papel, madera,
canteras, construcciones metálicas... los afecta- dos por hipoacusia
superan el 60% de las plantillas, tras pasar 10 o 15 años de
exposición, ignorando las empresas cualquier plan de reducción del
ruido en origen.
Hemos llegado a la conclusión de que impulsar la prevención
frente al intenso ruido en el trabajo es inviable mientras no se
visualicen los daños y las enfermedades que produce. Esta- mos
inmersos en una cultura que lo acepta como factura a pagar por el
«insostenible progreso». El sindicato ha venido desarrollando
campañas por el reconocimiento y visualización de miles de
hipoacusias (una actividad preseleccionada por la Agencia Europea
para el Galardón de Buenas Prácticas de 2005), mediante las que se
ha logrado que la Seguridad Social pague millones de euros en
concepto de indemnización por las pérdidas auditivas.
Nuestro objetivo era, y sigue siendo, reconocer las hipoacusias,
generando un «efecto dominó» en prevención. Es decir, los
trabajadores toman conciencia de la pérdida auditiva mediante el
resultado de una audiometría y el cobro de la indemnización, de
forma que crecen las estadísticas de enfermedades profesionales.
Queremos que la Seguridad Social reaccione por las cantidades
abonadas, cargue a las Mutuas y empresas el pago de las
indemnizaciones y se trabaje por la prevención en el origen, se
implante la obligatoria protección auditiva y, ante su penosidad,
los trabajadores exijan inversiones. Lamentablemente, no hemos
logrado todos los objetivos. La mayoría de las hipoacusias
reconocidas no figuran en las estadísticas de siniestralidad, por
incumplimiento de las empresas y boicot de las Mutuas (con la
honrosa excepción de Pakea). A lo que se añade la descoordinación
del INSS, Osalan y el Departamento de Trabajo, y la pasividad de la
Inspección de Trabajo. Tal vez, prefieren ocultar los daños por la
alarma social que supondría que decenas de miles de trabajadores
acudieran a solicitar la indem- nización. Otros han preferido la
solicitud del nefasto plus que dulcifique el riesgo y que se
convierte en obstáculo preventivo.
El 15 de febrero de 2006 entra en vigor la directiva europea que
obligará a las empresas a reducir la exposición de los trabajadores
a niveles inferiores a los 87 dBA durante la jornada laboral. La
legislación reconoce riesgo de enfermedad profesional a partir de 80
dBA. El limite de 87 ni es seguro, ni saludable, pero su
cumplimiento debe convertirse en un reto sindical. En la actualidad,
miles de puestos de trabajo están expuestos a ruidos superiores a
los 90 decibelios a pesar de que el Decreto 1316/89 obliga a
inversiones para reducirlos. La prevención no puede reducirse al
protector auditivo; es necesaria la prevención en origen. CCOO no va
a permitir ningún fraude y exigirá recargo de prestaciones por falta
de medidas de seguridad a pagar por la empresas a los afectados. -
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