La Voz de Cadiz
Domingo, 18 de diciembre de 2005
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OPINIÓN
LA RAYUELA
Contra el ruido
Una reciente sentencia del TSJA condena al Ayto. de El Puerto de Santa María a indemnizar a un vecino, que no sabiendo cómo defenderse del ruido de la famosa motorada, denunció a la autoridad competente. Probablemente a muchos lectores, este tema les puede parecer un asunto menor «con la que está cayendo» en este país y en el mundo. Pero con frecuencia no somos conscientes de la importancia del medio ambiente en la calidad de nuestra vida y por tanto en su equilibrio. Por ello, son seguramente los artistas los más sensibles a las distorsiones que el ruido causa. Hace no mucho tiempo conté en estas páginas cómo habíamos perdido a un exquisito vecino, Ajubel, un dibujante y humorista de fama internacional, que hoy vive en otra Comunidad porque no consiguió encontrar la calma que necesitaba para crear y vivir en el Casco Antiguo de Cádiz. En el caso de El Puerto, ha sido también un pintor, José Antonio Navalón, el que ha puesto en marcha el procedimiento judicial que ha terminado condenando, sin posibilidad de recurso, al Ayuntamiento.

La sentencia es ejemplar porque reconoce el amparo de los tribunales para los ciudadanos que, viendo atropellados sus derechos, no encuentran amparo en sus representantes, elegidos precisamente para eso. Abre la vía para otros muchos vecinos que podrán reclamar esa protección e indemnización. Con ese mismo argumento y doctrina, los miles de gaditanos o andaluces que sufren cada fin de semana la agresión de múltiples ruidos que superan los decibelios que las ordenanzas permiten, podrán acudir a un juez a denunciar al Ayuntamiento que no los evite. Pongamos por caso, la movida y el botellón, el paso continuado de las motitos a escape libre (a ser posible sin casco y con un coleguita de paquete), o ese bar que, además de no estar insonorizado adecuadamente, multiplica por cinco el aforo y, sin permiso, lo amplía directamente a la calle hasta la madrugada.

No sé si recordar la dimensión del problema ayudará en algo. Según las estadísticas del INE, en 2001 sufrían problemas de ruidos excesivos en sus viviendas más de 12 millones de españoles. La mitad de las provincias andaluzas están en el grupo de las más ruidosas (más del 40% de viviendas afectadas) y en concreto Cádiz capital, encabeza el ranking nacional (49%), ya que una de cada dos viviendas padece agresiones acústicas. Según estas cifras, es la capital más ruidosa de España, lo cual, dadas las escasas industrias radicadas en el municipio, la ausencia de aeropuerto, las pocas avenidas (hasta hace muy poco, una: «la Avenida»), y estando abierta al mar en todo su perímetro, es todo un mérito.

Esta sentencia y el nuevo Reglamento sobre la Ley del Ruido dan un margen de esperanza. Para aquellos que se sientan perjudicados, les sugiero una visita a la página www.ruidos.org, donde hay información actualizada sobre legislación, asociaciones, efectos del ruido, abogados especializados, etc. Si se ven obligados a denunciar la situación, no se olviden de pedir compensación, no sólo por daños morales, físicos o psíquicos, sino por la depreciación del valor de su casa. El silencio es un derecho y una necesidad: Oye, hijo mío, el silencio/ Es un silencio ondulado/ un silencio/ donde resbalan valles y ecos/ y que inclina las frentes hacia el suelo (García Lorca).
 



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