Club de los 120 años El ruido
Autor: JOAQUIN
ORAMAS
HAY situaciones que perjudican la salud y pueden significar
un obstáculo para la longevidad activa y por tanto en el
propósito de alcanzar 120 años o más. Una de ellas es el ruido
multiplicado por la falta de una política que lo evite en la
vida moderna.
El ruido es parte de la contaminación ambiental y afecta
seriamente a la capacidad auditiva de quienes lo sufren, a la
vez que ejerce una influencia negativa, propiciando otros
trastornos del organismo. Los efectos nocivos del ruido sobre
la salud van desde las alteraciones cardiovasculares y del
sueño, hasta la disminución del apetito sexual. Pero, ¿qué es
el ruido?
El ruido es un sonido carente de un significado, incapaz de
aportar elementos de conocimiento o interés. En otros casos,
sonidos significativos como la música, pueden convertirse en
"ruido" por sobrepasar un nivel saludable para la audición.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el 76%
de la población que vive en los grandes centros urbanos sufre
un impacto acústico muy superior al recomendable. Según las
estadísticas, y después de Japón, España, por ejemplo, es uno
de los países más ruidosos del mundo y Madrid la ciudad más
sono-polucionada de Europa. Muchas veces, sus habitantes
sufren de estrés, irritabilidad, hipertensión, cefaleas,
taquicardias, fatiga, sordera, aceleración cardíaca, problemas
del sueño, molestias digestivas y disminución de la capacidad
sexual, al tiempo que contribuye al aumento de accidentes.
El hombre moderno está sometido a la agresión de ondas
sonoras que lesionan su capacidad auditiva. En Europa, por
ejemplo, se estima que 80 millones de personas padecen
alteraciones auditivas.
El tráfico es el principal responsable de la contaminación
acústica de las grandes ciudades. Los otros focos causantes
del ruido son las obras públicas, las cercanías de los
aeropuertos y el ruido social y la actividad nocturna.
Las consecuencias del ruido suelen no manifestarse hasta
años después de su acción, y su principal daño es la pérdida
auditiva que puede derivar, en el peor de los casos, en una
sordera permanente.
Los niveles de ruido constantes, aunque no superen los
niveles máximos permitidos, aceleran el proceso de esta
enfermedad, de tal forma que tenemos un oído mucho más viejo
del que correspondería a nuestra edad fisiológica. En otras
ocasiones la exposición a ruidos de poca duración, pero de
gran intensidad, precipitan este trastorno irreversible y para
la que no existe tratamiento alguno. Los expertos recuerdan en
este punto que los audífonos, aunque son una ayuda, no
permiten oír con total claridad.
Muchos jóvenes de hoy sufrirán trastornos auditivos en el
futuro. El uso excesivo de reproductores de CD y radios con
auriculares, y el volumen de la música en las discotecas
provocan cada vez más problemas auditivos en este grupo de
población. El oído tarda alrededor de 36 horas en recuperar la
sensibilidad auditiva normal, después de estar sometido una
noche a la música atronadora de una discoteca.
Todo esto tiene lógicas repercusiones, tanto en la salud
integral como en el rendimiento, y por tanto, en nuestra
productividad en el estudio o trabajo. Muchas personas
soportan el ruido como una consecuencia inevitable de su
actividad profesional. La legislación europea relativa a la
prevención de riesgos laborales, fija en 85 decibeles el
límite a partir del cual se deben adoptar medidas de
prevención en las actividades laborales, mediante el uso de
auriculares protectores. Sin embargo, muchas veces son los
mismos trabajadores quienes no cumplen estas recomendaciones,
siendo necesario reforzar la información preventiva.
El problema del ruido ha de ser tratado tanto con
soluciones sociales como con medidas individuales. Todos
podemos contribuir a controlar el nivel de ruido que llega a
nuestros oídos, haciendo de nuestro ambiente un medio más
apacible.
Con respecto a las reacciones del sistema circulatorio, al
percibirse el ruido, una de las reacciones más notables se
produce en los vasos sanguíneos de los dedos y sienes. Estos
se contraen inmediatamente, la musculatura del brazo se tensa
y se producen simultáneamente otras reacciones en la piel y en
los órganos motores.
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